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o de cómo sanar la relación con el cuerpo...


Las mujeres buscamos la igualdad con el hombre, sin embargo calificamos y descalificamos constantemente nuestros cuerpos, cosa que ellos no hacen. ¿Os podéis imaginar las terribles consecuencias que esto tiene, ¿verdad?

El cuerpo se comuncica con el cerebro y le dice cómo está, y en base a esto, nuestro humor, nuestro estado emocional y nuestras relaciones cambian. Sherrington llamó a este sexto sentido, el sentido oculto: PROPIOCEPCIÓN. Conciencia corporal. Conexión corporal, con nuestro interior.

Cuán importante es el cuerpo que nos cuenta como está. Y cuán importante será entonces cómo se sienta nuestro cuerpo en función de lo que le digamos. Este diálogo cuerpo-mente y mente-cuerpo es la base de nuestra autoestima.

De madres a hijas, de abuelas a nietas, entre amigas, en la calle en el trabajo, la mujer mira el cuerpo de otra mujer y automáticamente emite un juicio, que muchas veces es completamente inconsciente, "está bien-está mal", a veces incluso decimos: hala! qué tetona o hala qué culazo o... ¡mira cómo va! y no somos conscientes del daño que nos hacen estos calificativos.

Un 84% de las mujeres rechaza su cuerpo, dicen las encuestas. Cada vez que rechazamos nuestro cuerpo nos estamos haciendo mucho daño. Nuestro cuerpo es nuestro espejo, nuestro templo, nuestra marca personal. Nuestro cuerpo es sagrado. Lo que le decimos hiere nuestra alma, baja nuestro autoconcepto, nos pone en un lugar inferior. Nos descalifica: "no apta", "no válida".

¿Puede la mujer que vive en un cuerpo que no es válido, un cuerpo que critica y rechaza constantemente, tener una autoestima a la altura del hombre? Este es un tema que curiosamente no se trata en los estudios de igualdad de género.

También ensalzar los cuerpos modélicos es un gran error. El simple ejercicio de describir un cuerpo o una parte de un cuerpo, sea como sea, con completa neutralidad, es ya un ejercicio sanador que tiene efectos inmediatos en la persona que lo observa y en el cuerpo observado.

Soy Nuria Moreno. Soy coach. Entreno a personas a hablar en público. Entiendo el lenguaje incosciente de nuestra comunicación no verbal y también el de nuestros sueños. En mis procesos de coaching a veces hacemos un ejercicio de body-painting en el que dibujamos nuestro cuerpo. No os podéis imaginar las cosas increíbles que dicen estos dibujos, partes tachadas, partes negadas, algunas personas solo dibujan su cabeza, otras bloquean áreas, otras se miran y lloran. Es una gran toma de conciencia de nuestra comunicación no verbal, de lo que le decimos y pensamos sobre nosotros mismos y de los juicios que tenemos.

Te invito a trabajar tu comunicación, verbal y no verbal y a sanar la relación con tu cuerpo y lo que transmites desde tus gestos, voz, postura y movimiento.


 


 
 
 


Durante los últimos siglos la neurociencia ha puesto su foco en los procesos cognitvos del cerebro, y esto hace que a día de hoy todavía no tengamos claro qué son las emociones, para qué sirven, ni dónde se sienten.

Qué pena haber menospreciado durante tanto tiempo tan valiosa información, la que nos da nuestro propio cuerpo y que vivamos tan en la cabeza, tan desconectados, dando solo vlidez a aquello que podemos razonar, sumar y restar.

La vida nos demuestra, sin embargo, que por mucho que queramos controlarlo todo, en nuestro afán de certeza y seguridad, la vida no son solo datos. El proyecto Brain que pretendía mapear la actividad de nuestras más de 86.000 millones de nueronas y sus correspondientes cientos de miles de conexiones, no ha sido capaz. Lo ha hecho, pero de un millón y en un ratón, no de un ser humano. Que no decaigan los animos, ¡lo conseguiremos! Pero aún nos queda, sobre todo, si ignoramos la importancia de las emociones y del resto del cuerpo. Todo sabemos, con o sin neurociencia, que vivimos inmersos y cada vez más en una gran incertidumbre. La vida es imprevisible, todo es cambio, y solo una buena gestión emocional nos permite transitarlo. A veces pienso, que el sentido común siempre ha estado muy por encima de la pura lógica matemática. Pero lo que más me duele es que durante tanto tiempo nos hayamos centrado en la pura acumulacion de información, que no es sabiduría, dejando de lado importantes partes de la ecuación

Afortunadamente, ¡ahora estamos asistiendo a una verdadera revolución científica! que vuelve a equilibrar la balanza razón-corazón, y que me gustaría llamar “CORAZONCIENCIA". Y es que, los últimos hallazgos en neurociencia demuestran que el cuerpo siente y sabe antes que la mente, que un 90% de los procesos cognitivos y emocionales ocurren de manera automática e inconsciente. Que solo un 10% llegan a las capas superiores del cerebro donde se procesan las percepciones conscientes, y que la conexión de los campos electromagnéticos entre corazón y cerebro es lo que nos permite percibir e interpretar el mundo exterior (HER 2020) siendo que el corazón se comunica primero con el cerebro y no al revés y que las señales llegan antes al cuerpo que al neocórtex.

Todo esto supone una auténtica revolución científica por la cual volvemos a poner valor en las emociones y el cuerpo, y esto supone un cambio total de paradigma que influye en nuestro bienestar, nuestro liderazgo, nuestro autoconcepto, nuestra comunicación, nuestras relaciones y nuestra evolución como personas, como sociedades y como especie.

Aprovechemos las claves que nos da la neurociencia cardiocentrista ¡HOY! ¡Claves tan maravillosas de entender como fáciles de aplicar!


Nuria Moreno




 
 
 
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