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Todos los días hablamos con alguien y pensamos, qué bien le vendría a este o a esta un cursito de comunicación… ¿o no? Piénsalo y compruébalo… ya verás qué gracia… es casi constante. ¿O me pasará solo a mí? Si es así, disculpadme, serán gajes del oficio. Pero sé sincero/a. A ti también te pasa.

Todos los días escuchamos hablar a algún político y pensamos, “qué bien le vendría a este o esta un cursito de comunicación”, ¿o no? Que levante la mano quien diga que no, que comunican fenomenal, jajaja, sobre todo entre ellos, y luego tienen que llegar a acuerdos.

Lo gracioso es que hay quien supone que sí les entrenan a comunicar, que tienen ensayado hasta cuándo deben levantar la ceja. También hay quién piensa, que les entrenan, pero que les entrenan mal, que no… que no, que nadie entrena su comunicación, que aprender a lidiar con los medios, a parar goles, y a meterlos, y a no ir al grano, ¡eso no es comunicar! Eso es pelear. Van a la guerra. Comunicar es otra cosa.


A veces pienso que hay cosas en las que España no avanza, y una de ellas es la comunicación: comunicación entre personas, comunicación entre departamentos, entre instituciones, entre políticos. ¿No funcionaría todo mejor? ¿Que pasaría en tu empresa, en tu casa, en tu vida si mejorase la comunicación? ¿Y quién y cómo tendría que cambiar? ¿En qué aspectos? A que se te ocurren algunos. Y a que no es cuestión de subir la ceja en el momento adecuado? Es algo más profundo, ¿verdad? Tiene que ver con creencias, deseos, bloqueos, valores, puntos ciegos. Es fácil verlo en los demás, pero no funciona decirlo. Lo que verdaderamente hay que trabajar no es la subida de ceja, ni las manos en los bolsillos, ni los saltitos, sino lo que esconde todo eso detrás, la causa original. Por eso, por qué no mejor empezar por nosotros mismos. ¿Qué pasaría en tu vida si fueras tú quién mejorarse tu comunicación?


No todos los días, pero hasta quizás más a menudo de lo que creemos, pensamos: “jo, qué bien me vendría un cursito de comunicación”. Pero esto, a ver, ¿dónde se aprende? ¿quién lo da? Uno se siente tonto buscando un curso de comunicación. Es como muy básico, ¿no? ¡Todos sabemos comunicar!


¿No es acaso algo innato? Primer instante de vida, aún no hemos salido del todo del cuerpo de nuestras madres, hemos sacado la cabeza, medio brazo, estamos a punto de respirar por primera vez… y… buuuaaaahhhhh ¡primer berrido! ya estamos gritando, llorando, mirando. ¡estamos vivos! Estamos comunicando. ¡Está claro! somos seres esencialmente comunicantes, ya lo decía P. Watzlawick, lo subscribo al 100%, pero de ahí a ser buenos comunicadores, el burro delante…, hay un rato, toda una vida, diría yo.


Toda una vida nos la pasamos explorando y evaluando nuestra comunicación. Esto me funciona, esto no me funciona. Miramos nuestro alrededor y decimos, mira tal, mira cual, qué bien lo sale lo que a mí no, es que soy tal es que soy cual. Como veis al hilo del razonamiento, comunicar tiene que ver con “ser”, o sea, con la identidad, con quello con lo que nos identificamos. Y esto es lo que trabajamos en un training de comunicación y lo que los políticos no se han trabajado en ningún training.

Nos pasamos la vida observando cómo comunicamos y qué efectos tiene esto en lo que queremos, en nuestras relaciones y en nuestro objetivos. Sin embargo, no lo entrenamos, Aprendemos a palos de ciego, ¡ey! buen método, el de siempre, no hay mejor maestro que la la vida misma, es cuestión de prueba y error, pero claro, avanzar, avanzar no avanzamos. De esto nos damos cuenta por agotamiento, cuando se nos repiten las situaciones y nada, ya lo vemos venir y sabemos que no. Luego también están los de a piñon fijo, los de “es que soy soy así “ y qué se le va a hacer, que se adapten los demás a mí, esto es más fácil que adoptar nuevas perspectivas o desarrollar nuevas destrezas, unos marcando fuerte, otros marcando flojo, cada cual a su estilo. Y sin embargo, es tan fascinante entrenar la comunicación, todo se ve en tu expresión corporal y voz. Lo que dices y lo que callas. Todo habla.


Y entonces, si es tan fascinante, sin es tan divertido, si da tan buenos resultados, si empezar por uno mismo es el único camino ¿por qué no lo entrenamos?¿Es que es tan difícil? No. No es tan difícil, pero tampoco es tan fácil. Si no lo entrenas, no hay avances. Lo primero es querer. Pero luego hay que trabajar. Hay que tener una mente abierta, dispuesta a mirar y a encontrar. Hay que ponerle mucha conciencia, día a día, porque tenemos que tener un verdadero deseo de profundizar y entender y de ir a más, y luego, como todo, constancia, hay que practicar. Igual que en el amor, la fe, la amistad, los glúteos o las matemáticas. Día a día, y si no no hay tu tía. Con foco, voluntad y tesón.


Entonces ¿Les entrenan a comunicar? ¿Tú que piensas?

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¿Y a ti? ¿Te gustaría entrenar tu comunicación?

Puedes descargar aquí el programa de formación y coaching

y si quieres entrenar tu comunicación o la de tu equipo, mándanos un email a: info@nuriamoreno.com

 




Analizamos al comunicación no verbal de José Mujica, expresidente de Uruguay, en su discurso de despedida del Senado después de 20 años en política.



La comunicación de Jose Mujica es la comunicación de un hombre tan pasional como humilde, pero sobre todo, la de un hombre coherente, conocedor de sus principios y valores, ha sido fiel a sí mismo, en pensamiento palabra y obra. Y eso se ve.

La comunicación de Jose Mujica es la comunicación de una persona que se pone al servicio y se quita de en medio, esa es la comunicación de un líder transformacional, porque su leitmotiv, no es hacer, dictar, ni conseguir, su leitmotiv es SERVIR.


Desde ahí, Pepe Mujica, en tan solo 5 minutos relaciona conceptos tan complejos y profundos como el amor y el odio, el deseo y la libertad. Y demuestra, a través de su claridad su alta conciencia y humanidad: la capacidad de ir a las esencia de las cosas, de hacer lo complejo sencillo, de bajar el cielo a la tierra.

Concreción. Claridad. Confianza. Coherencia. Conciencia

Así hablan y así impactan.


Pepe Mujica finaliza su vida politica con broche de oro, un discurso magistral que supone un regalo de sabiduría la humanidad.


En este gran discurso, hay mensajes para todos, su legado es universal, y entre otros, creo que nos da, con su ejemplo, un rayo de esperanza para los que ya no creen en la política, el de un hombre que sí ha llegado a los cargos más altos desde el ser y no desde su ego,para servir y no para triunfar.


José Mujica nos demuestra que sí se puede ser una persona de bien y hacer política en momentos en los que lo que predomina en este área es la corrupción, el egoísmo y la mediocridad.


Sí se puede.


¡GRACIAS!


Nuria Moreno

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